jueves, 3 de mayo de 2012

El Maratón


Soy una persona activa.  Me encanta estar en el aire libre y hacer ejercicio, así cuando oí del maratón de Madrid, naturalmente me inscribí (para el 10 kilometros - ya sabía que entrenarme para un maratón sería imposible).  Cuando llegó la semana del gran evento, tenía ni idea de que me había inscribido, pero cuando llegue al feria para recoger mi dorsal, me di cuenta como grande era ese evento.  Miles de corredores llenaban la feria, probando zapatos en las casetas, sacando fotos frente del mapa de la ruta, recogiendo sus bolsas de corredores, comiendo la pasta gratis y charlando nerviosamente de la carrera inminente.  Nunca durante mi tiempo en España he visto tanta gente activa en un lugar y celebrando su estilo de vida activo.

He encontrado durante este semestre que la gente española es bastante activa y sana, pero que quieren esconder esas actividades.  Pocas personas que salen de mi gimnasio parecen así.  Les duchan, cambian la ropa y les maquillan para que nadie sabe que acaban de estar en el gimnasio.  Soy de un pueblo donde todo el mundo siempre está haciendo ejercicio, y parecen así, entonces me parecía poco raro que nadie se celebraba ese estilo de vida aquí.  Pero aparentemente me había equivocado, porque ese día en ese sitio había miles de personas que estaban llevando su ropa de correr y muy emocionada para la carrera.

Feliz en la meta
El día siguiente era aún más una locura.  Tenía unas dudas en como iba a funcionar la guardaropa y el comienzo, pero cuando entré en el metro supe que no iba a ser difícil resolver que tenía que hacer.  Sólo sigue la estampida de personas con los zapatos de correr y antes que me di cuenta, estaba en el comienzo, corriendo entre de 20.000 personas en la Calle de Recoletos.  La carrera propia no fue demasiado difícil, aunque estuve feliz que podía dar el adios a las personas del maratón cuando nos separamos.  Lo más cercano que estábamos a la meta, más personas nos animaban.  Estaba sóla, pero seguramente no estaba sóla - especialmente al fin de algo fatigoso, todo el mundo son amigos y nos estábamos felicitando, felizes que, tanto divertida podía hacer sido, había terminado.  Es para estes momentos que participo en eventos así, y los españoles y todos los otros que habían viajado a Madrid para correr no me decepcionaron. El dolor es universal y especialmente cuando las personas lo traen sobre si mismos, todas las personas locas se unen.

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