viernes, 4 de mayo de 2012

España, te voy a echar de menos

Querida España,

Hemos cumplido los momentos buenos y los momentos de desacuerdo.  Llegue aquí nerviosa de hablar tu idioma, navigarme en tus muchas calles y conocer a tu pueblo.  Pero a lo largo de nuestros cinco meses cortos juntos, nos hemos conocido.  Me has regalado una lengua rica y útil, unos relaciones que a lo mejor van a durar toda la vida, el sentido común de un madrileño y los conocimientos de una historia larga y tumultuouso.  Las imágenes del Catedral de Toledo, el acueducto de Segovia, la Alhambra, la Sagrada Familia, Park Güell y el Palacio Cristal del Retiro, además las de Goya, Dalí, Picasso y Velázquez voy a guardar para siempre.

Los sentimientos de cumplir la carrera en el Retiro, explorar los puestos del Rastro, ver los desafiles coloridos de carnaval en Tenerife, remar un barco en Casa de Campo, subir la colina de cuevas habitadas en Granada y regatear con los vendedores de zumo en la Boquería de Barcelona nunca cambiaría.

La madre que me aceptó en su familia, la estudiante agradable en la facultad de derecho en la Universidad Autonoma, el hombre en el café en Barcelona y los compañeros de piso que han tenido mucha paciencia con mis errores de español me han dado relaciones y memorias para siempre.

Hemos tenido unos choques y unos desacuerdos, pero lo que me has dado ha sido una experiencia de la vida.

Gracias España, hasta luego.

Aprender a consecuencia de necesidad


Estábamos muy cansadas después de un día llena de actividad en Florencia, y eran casi las 21:30 y todavía estábamos parados en una estación dos paradas antes de donde teníamos que coger el próximo tren a Barga, un pueblo pequeñito encima de una montaña en el norte de la Toscana.  No nos dimos cuenta de que difícil sería llegar a este pueblo cuando hicimos las reservas, pero hasta ahora, la gente, la casa, y la vista valían la pena.  Pero si no cogiéramos el último tren, quien sabe cómo íbamos a llegar a casa.  Ni uno de nosotros habló italiano, y aunque mi español nos había ayudado sobrevivido, no pensé que iba a rescatarnos de este problema. 

Afortunadamente, tenemos un amigo que está estudiando en Florencia que habla italiano, pero no estaba con nosotros.  Así lo llamamos y lo dimos el número de Antonio, el sólo conductor de taxis en Barga, que ya nos había conducido muchas veces.  A través de una cadena de llamadas, manejamos convencerlo recogernos en Lucca, 45 minutos de Barga por coche.  En la lluvia fuerte fuera de la estación de tren, celebramos con la llegada de Antonio, nuestro conductor (y amigo). 

Teníamos 45 minutos en coche con un hombre que no hablaba ninguna palabra de inglés.  Mi amiga y yo estábamos sentado al fondo de la furgoneta y no podía oírnos en nuestras esfuerzas de hablarle.  Convencimos a nuestro amigo al frente, que no tenía aun nuestro nivel de español, a hablarle.  De algo modalidad de movimientos, palabras españolas y altavoz, pusimos aprender los números italianos, muchas detalles de su familia y sus hijos, y el restaurante mejor de Barga. 

La noche entera fue una experiencia inolvidable, y al final aprendimos ni sólo que el español puede ayudarnos en muchos sitios, sino también que la natura humana se crea para comunicar y con paciencia y el deseo, sí es posible.

Una Cena Antisocial

Durante todo mi crecimiento, mi familia tenía la cena todos juntos en el comedor cada noche.  Hablábamos de como habían estado nuestros días, los sujetos nuevos en la escuela, y conforme nos convertimos más mayor mi Herman y yo, las políticas, la universidad, etc. Cuando éramos pequeñas, mi hermana y yo esperaría a mi padre mientras mi mamá cocinaba, y cuando llegó, comeríamos.

En España, por lo menos en las familias que he observado, esto no es el caso.  La familia que visito cada semana pone la mesa para la cena en la mesita baja de la sala, inmediatamente en frente de la tele.  Las niñas se sienten en el suelo, sus ojos pegados a la pantalla mientras mastican.  También, en mi piso de siete personas, nadie come en la mesa, todos en frente de la tele. Además me parece que a ellos les da igual lo que ven, a veces es las noticias, otras veces MTV, otras los programas de juegos.

Supongo que esta tradición tiene orígenes de la tradición de una comida grande para el almuerzo, pero la mayoría del tiempo hoy en día, la familia no comen el almuerzo juntos a causa de todos sus horarios y distancias diferentes.  Me pregunto cuando hablan de las cosas de que hablaba mi familia cada noche durante la cena.

Un Desacuerdo de Sabor

Cuando salí del país para la primera vez este semestre, me di cuenta al regresar que a mí no me gusta la comida española. Puede ser que no vivo con un español que cocina en la manera típica, pero la falta de verduras y picante, el predominio de pan y comida en jarras y el hecho que mucha de la comida se free crea una comida que no es para mí. 

Hay unas excepciones - me encanta tostada con tomate y aceite, por ejemplo.  Y no quiero decir a todos los españoles que su comida es fatal, sólo que prefiero otras comidas.  Pero cada vez que he mencionado esto - y no estoy buscando una discusión - cada persona española en la proximidad inmediatamente comienza a discutir porque sí es lo mejor - "la diversidad," discuten, "toda la buena carne."  ¿Cómo puede ser que no le gusta a alguien?  No estoy segura que si están defensiva de su país y su cultura o si de verdad a todos los españoles les encanta la comida, pero en mi caso es mejor evitar el sujeto de la comida en general.

jueves, 3 de mayo de 2012

Las Muchas Lenguas de Marruecos

Estábamos en el centro del campo en Marruecos donde unas columnas ancianas se levantaron del suelo donde vivían los Romanos hace miles de años.  En este lugar, una atracción bastante desconocida (y muy descomunicada) nos saludó un hombre de unos 35 años.  "Hola," dijó en inglés, "me llamo Moustafa y estaré vuestro guía hoy."  Durante 45 minutos, nos hablaba de  la historia larga de Volubilis, todo en inglés.  Nos dijó casualmente que habla siete lenguas, una cosa muy impresionante para nosotras pero normal para él.

Unos minutos anteriores, en la ciudad cercana de Moulay Idriss, nos encontró un chico de más o menos nuestra edad que ofreció ser nuestra guía, otra vez en inglés.  Descubrimos que su español era mejor, así esta vez la gira era en español, pero este chico también hablaba por lo menos cinco idiomas. Y nunca había viajado a Europa.

En Marruecos, en cada ciudad con aún la posibilidad de tener unos turistas, las personas tienen que hablar otras idiomas para sobrevivir.  Aún el conductor del taxi, que no tenía dientes y no parecía muy educado en francés, habló un poquito de inglés.  En la ciudad de Chefchaouen, que tiene muchos turistas, había hecho un error y hice la reserva para el día después.  El hombre muy simpático del hostal nos trajó a un hotel donde conseguimos una habitación muy bonita con una cama rey, una zona de relajar y su propio baño para menos que íbamos a pagar en el otro.  ¿La diferencia? El dueño de eso no habló otras lenguas.  Para ellos, es crítico que hablan por lo menos tres o cuatro idiomas porque es seguro que el dialecto de Berber que hablan en casa no va a ayudarlos con sus clientes.

El chico que nos sirvó el desayuno nuestro último día en Tanger habló seis lenguas, y su español y inglés eran casi perfecto.  Si el chico que está sirviendo el desayuno habla seis lenguas, ¿cómo son los hombres de negocios de Marruecos?  Nuestro conductor al aeropuerto nos preguntó como fue el viaje y estábamos recontando todo lo que habíamos aprendido en su país.  También estábamos hablando de la economía y las políticas y que vamos a hacer después de la universidad y él nos dijó que si hablamos otras lenguas, vamos a estar bien.  Aunque él sólo era un conductor de taxi en Tanger, lo creí, y ahora tengo otros idiomas en mi futuro por seguro.

Traducir

Tengo una práctica este semestre con una compañía de marketing de deportes.  Como la compañía es internacional, mi papel ha sido el traductor la gran mayoría del tiempo.  Al principio, me tardó horas y horas para traducir textos para su revista, artículos tal y como "La Temporada del Invierno de Polo en Europa."  No sabía ni la jerga de los temas de los textos ni la modalidad mejor para traducir porque sólo lo había hecho antes por frase en las clases.

Durante el semestre, conforme escribía más y más páginas de las traducciones, creía una lista de palabras, términos, y frases comunes como "broche de oro," "arrancar," "buque insignia," "apretado," "sobrevalorado," "muerte súbita," y cientos más.  Además, aprendía cada vez más como mirar una frase en español y romperla y reordenarla para convertirla en una frase inglés que parecía original.  Eso es bastante difícil porque al principio, quieres traducir cada palabra, pero en general esa técnica crea frases que parecen traducidas y que no tienen mucho sentido.  Después de muchas páginas de traducir, sin embargo, mi cerebro se confunde entre las lenguas y no podía decir si la frase me suena bien en inglés o no.  En estos momentos, iría a New York Times y leería un artículo para recordarme como parece el inglés bien.    

Al fin, mi jefe (que habla el inglés bastante bien) leería los textos y sin duda encontraría problemas.  A veces era porque yo no había entendido la frase original muy bien o porque hay un término que siempre usan para traducir una frase específica, pero también había una frases que a él no soñaron correctas.  Unos eran cosas pequeñas como su indisposición aceptar que la palabra "terrific" sí es una palabra buena y es diferente que "terrible," pero unos eran en la estructura de la frase (a los españoles les gusta escribir frase muy largas que son difíciles no romper cuando las cambias a inglés).  Conozco el idioma inglés, ni siquiera lo he hablado toda mi vida sino también soy una fanática de gramática y encuentro errores de inglés en todos los sitios.  Así cuando lo que creía que era mejor no era lo que quería mi jefe, me puso poco enfadada al principio, pero eventualmente, me acostumbraba a sus frases particulares y también lo convincé tener fe en mis habilidades de los dos inglés  y español.    

Una Lengua Extranjera

En el colegio tenía dos años de cursos de francés además de los de español - y me encantó.  Pero como escogí el español cuando fui a la universidad, no he tomado ningún curso de francés en tres años.  Así, estaba curiosa para ver si pudiera recordarlo cuando fui a París.

Llegamos en París tarde por la noche, y nos dimos cuenta rápidamente de que el horario de comer en Francia no es igual de el de España. En el país famoso por su comida, teníamos que comer kebap para la cena. Eso fue la primera prueba de mi francés - y no fue bien. Intentar hablar sólo en español durante los tres meses anteriores me había causado reaccionar siempre en español y mis respuestas automáticas durante toda la comida fueron "sí" y "gracias" aunque por seguro sabía como decir "oui" y "merci." Que fatal.

Pero mientras explorábamos París, intentando diferenciarnos de los miles de turistas tontos en esa ciudad, el francés gradualmente me regresaba.  Mi último día allá, frentamos el obstáculo grande: pedir indicaciones (queríamos helado).  ¡Y funcionó! 

Después de llegar en Madrid otra vez, sin embargo, sólo podía hablar las frases sencillas en francés, que confundía a mis amigos, especialmente aquellos que no hablan francés.  Esta experiencia me mostró ni sólo que todavía recuerdo el francés, pero que estar en el país donde hablan una lengua extranjera claramente es importante. Además, me di cuenta de que para mantener el español como una lengua concretamente en mi cabeza, voy a necesitar más tiempo aquí.  Todavía es un idioma extranjero para mí, y lo trato así, pero sólo cuando puedo cambiar a otra lengua y atrás a español sin confundirme podré decir que soy fluente.