Me encantan los perros –
todos. Tengo una en mi casa que se llama
Molly y le echo de menos mucho, pero afortunadamente Madrid no falta
perros. ¡Están en todos los sitios! La gente los trae en el metro, en las
tiendas, en las terrazas de los cafés y, por supuesto, en todas las calles y todos
los parques. Me sorprende tan obedientes
son todos – nunca ladran o luchan con la correa (como siempre hace mi perro), y
a veces ¡ni siquiera tienen correas y están siguiendo a sus propietarios! Me hace un poco triste que no son más sociales
porque siempre quiero acariciarlos, pero entiendo que es la vida de un perro en
la ciudad.
Otra cosa que me gusta
es que todos son diferentes – en general, creo que las personas de las ciudades
no tienen perros grandes porque llenan demasiado espacio en pisos pequeños,
pero no me parece que es el caso en Madrid.
Hay perros muy grandes que podrían pasear a sus propietarios y hay
perros muy pequeños que casi están volando con cada paso de su propietario
porque no pueden mantener al ritmo con él.
En los parques, mirar a
los perros es muy divertido porque eso es SU tiempo – todos juegan juntos, los
grandes y los pequeñitos y están corriendo y ladrando como nunca pueden hacer
en las calles. Cuando estábamos en
Granada, vimos a dos perros jugaron a pillar para media hora – ¡nos parecía tan
entretenimiento y divertido!
A veces me siento mal
para todos estos perros porque vivir en una ciudad grande, con tanto cemento y
tan pocos sitios para correr libre no me parece para animales tan juguetones,
pero me disfruta que están aquí.
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